http://larepublica.es/2015/10/14/pravda-sobre-las-elecciones-en-bielorrusia/
Pravda sobre las elecciones en Bielorrusia
Oleg Stepanenko, corresponsal de Pravda en Minsk
Traducido del ruso por Iñigo Aguirre
La afluencia a las urnas el 11 de octubre fue alta, acudió más del 87% de la gente con derecho a voto. Por eso podemos afirmar con absoluta convicción que Lukashenko ha sido elegido una vez más para ocupar la jefatura del Estado por la aplastante mayoría del pueblo bielorruso.
Se han venido abajo los planes de la oposición “democrática” prooccidental para sustituir a un presidente indeseable para sus amos, y en consecuencia al mismo tiempo, variar el curso socio—económico y político de la república. “No acudirá la gente voluntariamente a las urnas”, “la mayoría de los bielorrusos boicotearan estas elecciones”, vaticinaban en sus páginas de internet los antiguos candidatos a la presidencia en las pasadas elecciones de hace 5 años, Andrei Sannikov, Nikolai Staskevich y Vitali Rymashevski, quienes encabezaron el 19 de diciembre de 2010, el intento de “revolución de colores” en Minsk.
Para ello los medios de comunicación “democráticos”, no han escatimado todo tipo de artimañas y subterfugios, en sus llamamientos a no tomar parte en las elecciones. “Adónde huir de las elecciones”, bajo ese encabezamiento publicaron atractivas rutas turísticas alrededor de Minsk y otras ciudades. Mientras el portal “Jartia—97” llamaba abiertamente a sus lectores a acudir “a la plaza”: “Solo las protestas callejeras pueden lograr cambiar algo”. Tampoco se ahorraron los demócratas radicales descalificaciones e insultos contra aquellos que tuviesen pensado acudir a votar. Una de las más petulantes periodistas, Irina Jalip, que suele aparecer en publicaciones de la prensa bielorrusa y rusa, se rebajó del todo, llegando a usar palabrotas.
En ayuda de la oposición “democrática” local se lanzaron los combatientes ucranianos: Venían en coches, autobuses y trenes. Las fuerzas del orden detuvieron en la frontera a cerca de 200 personas armadas con pistolas de aire comprimido, bates y porras de los “caballeros de Maidán”. Entre ellos había algunos que se encontraban en búsqueda y captura internacional. La cruzada sobre Minsk fracasó.
El día de las elecciones Occidente lanzó a las pantallas su “cuchara en la comida”, a la recientemente galardonada con el premio Nobel de literatura Svetlana Alexievich. Esta “demócrata bielorrusa” estaba entre aquellos, que tras las elecciones presidenciales del 19 de diciembre de 2010, tomaron parte en los sucesos que se produjeron en la plaza de Minsk. “Por la tarde salieron miles de personas a la plaza Oktiabrskaya (plaza principal de Minsk) —escribe en su libro “La hora del second hand (“El fin del hombre rojo”) —para protestar contra unas elecciones antidemocráticas…Una acción de protesta pacífica que se trasladó a la plaza hacia la Casa de gobierno, fue cruelmente reprimida por los antidisturbios y las tropas especiales”.
Aquí cada palabra es mentira. La plaza junto a la Casa de gobierno, donde se reunieron todos los manifestantes, siguiendo la metodología más escrupulosa usada en occidente, puede albergar a 4500 personas, el 0’2% de los habitantes de Minsk. ¿De dónde saca esas decenas de miles? ¿Y acaso se puede llamar acto pacífico el intento de asalto por la fuerza de la Casa de gobierno, organizado por los cabecillas de la oposición “democrática”? Acciones similares en Occidente se atajan con ayuda de cañones de agua, balas de goma y gases lacrimógenos y las condenas pueden alcanzar varias decenas de años, mientras que las fuerzas del orden bielorrusas se limitaron al uso de sus defensa reglamentaria y las penas de reclusión, si las medimos con la práctica habitual en Occidente, fueron pequeñas. Obviar eso también es una forma de mentir.
¿Acaso hay que rebajarse a convertirse en un mentiroso compulsivo para recibir el premio Nobel?
Las mismas mentiras pudimos oírlas de boca de la propia Alexievich desde la pantalla del televisor, al declarar que por supuesto, las elecciones habían sido falsificadas. A qué no llegará, esta nueva laureada con el premio Nobel, sirviendo a las élites políticas de aquellos países, en los que ha estado largos años viviendo de las calumnias contra la Bielorrusia de Lukashenko. Una Alexievich que por cierto apoyó el golpe fascista en Ucrania y que llegó incluso a llorar de la emoción en el Maidán de Kiev, ante las hazañas de la muchachada banderofascista.
El Primer Secretario del CC del PC de Ucrania, Piotr Simonenko, durante la víspera de las elecciones, en un encuentro con la sociedad de Minsk y la militancia del Partido Comunista de Bielorrusia, llamó a aprender de los errores de Ucrania. “Desde el exterior, subrayó Simonenko— nos imponen sus valores y puntos de vista, nos contagian con sus problemas y defectos. Luego alguien presiona el gatillo y son nuestros hijos los que mueren”. La tragedia ucraniana ha sido uno de los factores que han influido en las elecciones de presidente de Bielorrusia. El pueblo ha votado por el curso que garantiza un desarrollo pacífico e independiente de la república, sin maidanes sangrientos que destruyan el país.
El segundo factor decisivo lo mencionó el líder del PCFR, Guennadi Ziugánov, quien también tomó parte en ese encuentro con la sociedad y la militancia del PCB: “Bielorrusia ha acumulado una experiencia única de transformaciones de la que puede estar muy orgullosa”.
Los resultados de las elecciones representan una respuesta a los “funcionarios de la oposición democrática”, que apuestan por cierto, al igual que su ahora idolatrada S. Alexievich, contra la unidad de Bielorrusia y Rusia, por la integración con Occidente. Es precisamente eso lo que persiguen, socavar nuestra unidad, eso es lo que buscan sus amos, los adversarios, o para ser todavía más exactos, los enemigos de nuestros pueblos.
Pero la victoria de Lukashenko ha desbaratado sus planes.
“No solo vamos a seguir siendo, como lo somos ahora, un país amigo de nuestra Rusia—declaró Lukashenko al responder a las preguntas de los periodistas durante las elecciones. Es un país hermano y el más cercano. Nadie lo puede poner en duda. Se lo digo en presencia de periodistas occidentales. Para que dejen ya en los medios de comunicación rusos de darle vueltas e insinuar que estamos girando nuestro rumbo etc. Entiendo por qué ocurre eso. En Rusia hay fuerzas (las conocemos desde hace tiempo y no han variado su postura), que querrían deteriorar las relaciones entre Bielorrusia y Rusia. Es algo que no han conseguido ni lo van a lograr. No solo vamos a seguir siendo países amigos. Somos pueblos hermanos, países hermanos. Y siempre vamos a mantener esa postura. Rusia siempre ha sido para nosotros en el plano económico y político, no solo un amigo, sino nuestros hermanos carnales, guste o deje de gustar a quien sea”.
La victoria de Lukashenko en las elecciones, no es solo la victoria del pueblo bielorruso, también lo es del pueblo ruso. No es únicamente una victoria victoria para Bielorrusia, también es una victoria para Rusia.
Notas de la traducción
El “último dictador de Europa” como inseparable sambenito que utilizan al unísono nuestro medios progres y reaccionarios, logró una cifra de respaldo con la que ningún líder europeo podrá nunca soñar, con unos índices de participación inimaginables en ninguna democracia europea. Puestos a mencionar algún dato preocupante, cabría mencionar que el segundo candidato más votado fue la casilla “contra todos” con un 6’4%. En la capital el apoyo a Lukashenko fue “solo” de un 65’58% del censo, mientras que la casilla “contra todos” fue la elegida para un 20’6% de los habitantes de Minsk.
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