El capitalismo griego e internacional recurre al chantaje y las amenazas contra los trabajadores del sector público en Grecia: si no votas al partido que me beneficia, te quedas sin sueldo, ¿solución? …Socialismo…y todos funcionarios: es posible.

Nunca había leído una amenaza-chantaje de forma tan explícita en un periódico como la que puede leerse en la noticia del diario Ekathimerini traducida más abajo. Grecia es el laboratorio del capital en Europa, de modo que es bueno tomar nota de las técnicas que usan. Según parece, los votos contra el conocido como “memorandum” (plan de rescate + recortes en gasto social) impuesto por la UE y el FMI a los trabajadores griegos tienen un apoyo importante en el sector de los trabajadores públicos. Los capitalistas griegos y europeos desean eliminar esa bolsa de resistencia que dificulta la formación de un gobierno títere dispuesto a servir sus intereses extorsionando al pueblo griego. Para empezar recurren al intento de enfrentar a los trabajadores del sector privado y público, indicando que mientras los del sector privado ya llevan un tiempo sufriendo los efectos de la crisis, que pueden manifestarse, por ejemplo, en los recortes de sus salarios y en el retraso en el pago, los del sector público todavía reciben sus nóminas en la fecha prevista y siguen si trabajar “duro”. Se insiste además en el hecho de que son los trabajadores privados los que, con sus impuestos, financian a los trabajadores del sector público, presentando a los del sector público, poco más o menos, como un sector parasitario. Nada que decir, por supuesto, del hecho de que al estar los principales medios de producción en manos privadas esto hace que los beneficios -insuficientemente gravados además y para colmo- queden en las manos de la oligarquía financiera e industrial y, como consecuencia, deban ser los trabajadores del sector privado y público los que apechuguen con la mayor parte del gasto que generan los servicios públicos -que benefician principalmente a los trabajadores, obviamente. Los trabajadores públicos, que son unos “privilegiados”, por tanto, por el hecho de que se les pague por su trabajo en el momento estipulado, no saben lo dura que es la vida, a diferencia de los trabajadores del sector privado, por eso ahora se propone que se les deje de pagar la nómina o se les despida, a ver si así espabilan y se enteran de qué va el capitalismo y lo que puede ocurrir si los “mercados” dejan de “prestarles” dinero -a cambio de casi nada, claro. Sólo el capital y sus representantes pueden ser tan cínicos: cierto es que parte de los trabajadores del sector público suelen tener una estabilidad laboral que no tienen los trabajadores del sector privado -exceptuando a los interinos o laborales no fijos y según sector y, supongo, país-, en principio por el hecho de que no se aplican las leyes del mercado, es decir, el criterio de beneficio del propietario o accionista, del mismo modo que en el sector privado, y esto por razones obvias, ya que se trata, entre otras cosas, de prestar un servicio cuya demanda, en principio, no va a verse reducida sino, por el contrario, aumentada, teniendo en cuenta que la mayor parte de cualquier sociedad considera beneficiosa la extensión de la cobertura de servicios públicos como la educación o la sanidad. En cuanto a los sueldos, hay de todo, pero, por lo general, no son, ni mucho menos, altos -una buena parte está por debajo o en torno al mileurismo-, al menos en nuestro país y, sospecho, ocurre lo mismo en Grecia. El artículo tampoco menciona que esa situación de estabilidad laboral y salarial de los empleados públicos hace que, pensando en términos del propio sistema capitalista, se contribuya a la estabilidad en el consumo y, por tanto, del funcionamiento de la economía.

En cualquier caso, y esto es lo fundamental, no hay ningún motivo por el que sólo la educación, la sanidad o la justicia deban considerarse servicios públicos: también el cultivo de los tomates, la construcción de viviendas o de coches, por poner algunos ejemplos, podrían y deberían ser considerados servicios públicos. En eso consiste, precisamente, el socialismo, en poner los medios de producción y los recursos naturales en manos del Estado y en la gestión planificada también por el Estado de la economía para garantizar la cobertura de las necesidades de la población, el empleo de calidad y también el descanso. Ya sabemos, además, que la sanidad pública, por ejemplo, es mucho más efectiva en cuanto a relación calidad—precio que la privada, por mucho que quieran vendernos la moto de lo contrario. Debemos esforzarnos, por tanto, en promover ese punto de vista: nacionalización de la banca y de los grandes medios de producción y planificación de la economía mediante una gestión pública de la mayor parte -o toda- de sectores productivos para satisfacer nuestras necesidades y garantizar un empleo digno y en igualdad de condiciones para todos, así como relaciones sociales armónicas. En una cosa lleva razón el artículo: dentro del sistema capitalista que representa la UE, el Euro y el FMI, en los que quiere permanecer Syriza, los pueblos están sometidos al arbitrio de los mercados, por lo que las propuestas de Syriza y otros de modificar las condiciones impuestas se presentan, con toda probabilidad, como una quimera. Por tanto: primero nacionalizar y planificar, como propone el Partido Comunista Griego (KKE)…luego veremos si queda “crisis”. A por el Socialismo.

El artículo:

http://www.ekathimerini.com/4dcgi/_w_articles_wsite2_1_13/05/2012_441928

(traducción editada el 20-05-2012 corrigiendo la errata «billón» por «millón» [párrafo noveno] y precisión con respecto al uso del término «billón» mencionadas por Gramsciez)

El sector público no es consciente de los riesgos

Dimitris Kontogiannis

13-5-2012

Las deliberaciones de los líderes políticos griegos en relación a la formación de un nuevo Gobierno pueden o no dar resultado. Sin embargo, las cosas podrían haber sido muy diferentes hoy si una buena parte de la población hubiera comprendido los riesgos que implican el tipo de shock que han padecido sus semejantes en otros países bajo los programas de austeridad del FMI.

Los analistas han argumentado desde hace tiempo que la gran mayoría de los griegos votan y se comportan como si la posición del país en la Eurozona no estuviese en riesgo. Esta complacencia, en combinación con el sufrimiento económico y social causado por las políticas de austeridad, han cambiado el panorama político después del varapalo recibido en las urnas por los dos partidos mayoritarios que han dominado la política en las últimas décadas.

La historia nos dice que el proceso de reducción de deuda en países cargados de deuda es normalmente largo y doloroso. La combinación de una mala puesta en práctica y un mal diseño que caracterizó el primer programa de ajuste de la UE/FMI hizo las cosas todavía peor para Grecia. Se perdió un tiempo precioso y se instaló la esperada fatiga social con poca luz visible al final del túnel. No vamos a tocar el asunto de la austeridad sino a concentrarnos en la cuestión de la complacencia. La complacencia ha surgido probablemente porque no se han materializado repetidas advertencias y amenazas públicas sobre un potencial corte en la financiación del sector público por parte de la UE/FMI.

“Nos advertisteis en el pasado (sobre el riesgo de que salarios y pensiones no se pagasen en su totalidad) pero no ocurrió nada. Venga ya, ahora va a ocurrir lo mismo. Encontrarán una solución al final”, dijo un pensionista, retratando, pensamos, el sentir general.

Por supuesto, sería maravilloso si todos los asuntos se resolviesen y los acreedores internacionales reiniciasen la financiación del sector público, incluso aunque esto reforzase la complacencia. Sin embargo, si esto no es así, el único modo de hacer entender a la gente lo que está en riego es hacerles sufrir las consecuencias -al menos en parte.

Esto es especialmente así en el sector público donde muchos empleados comprensiblemente se quejan sobre los recortes en los salarios pero, según se dice, se les desanima a trabajar más duro porque asumen que siempre se les pagará en plazo y no perderán sus trabajos. Esto puede explicar sus patrones de voto, puesto que algunos encuestadores afirman que los empleados del sector público, muchos de los cuales han sido fieles al partido socialista PASOK en el pasado, emigraron a la Coalición de la Izquierda Radical (SYRIZA) en las elecciones recientes.

Sólo para dar una perspectiva del desmoronamiento de la fuerza de trabajo griega y el empleo relativo en los sectores público y privado, deberíamos tener en cuenta que la fuerza de trabajo asciende a 4,8 millones de personas. Alrededor de 1 millón de personas están desempleadas según la Autoridad Estadística Helénica (ELSTAT) cuyo grueso principal proviene del sector privado puesto que los funcionarios y otros tienen plaza fija.

Los funcionarios ascienden a alrededor de 700.000, mientras que alrededor de 1 millón están empleadas en términos globales en el sector público, incluyendo infraestructuras, corporaciones locales, etc. Sólo a efectos de comparación, el sector público empleó alrededor de 500.000 personas en 1981-82.

En otras palabras, 2,8 millones de empleados en el sector privado financian la economía con sus impuestos directos e indirectos y sus contribuciones a la seguridad social. Esto incluye una parte de los salarios y pensiones para el sector público mediante el sistema de la Seguridad Social “pay as you go” [1] puesto que el total de recaudación a partir de impuestos asciende a alrededor de 50 billones* de euros, que es aproximadamente la misma cantidad a los gastos que suponen los salarios y pensiones en el sector público. Las contribuciones a la Seguridad Social se estiman en unos 20 billones de euros.

De los 2.8 millones de empleados en el sector privado a cientos de miles no les pagan en la fecha prevista, con al menos 400.000 que reciben sus salarios con, al menos, 3 meses de retraso. No es necesario decir que a la mayor parte de ellos se le han reducido sus salarios a los largo de los últimos dos años. En términos generales los esfuerzos para reducir la fuerza de trabajo en el sector público a través de un esquema de reserva laboral muy publicitado en la prensa nacional se tornó inútil puesto que sólo participaron unos pocos miles de empleados cercanos a la jubilación. De este modo, contrariamente a los empleados en el sector público, acostumbrados a que se les pague en la fecha prevista, sus semejantes del sector privado son plenamente conscientes de los costes y de las consecuencias cuando se corta la financiación.

Los analistas están de acuerdo en que el único modo de conseguir que el sector público e incluso los pensionistas dejen de ser complacientes es hacerles entender los riesgos de una salida del euro. esto ocurrirá cuando vean que sus cuentas bancarias no tengan el crédito correspondiente al salario completo.

Algunos analistas argumentan que una oportunidad para hacer llegar este mensaje se perdió el pasado otoño, cuando el pago del préstamo de la UE/FMI que debía ser pagado en septiembre de 2011 se pagó finalmente en diciembre. El estado hizo usos de las ganancias de 900 millones por la venta de una licencia para Terminales de Lotería de Vídeo (VLT) [2] y una extensión temporal del OPAP, el monopolio de juegos controlado por el estado, exprimiendo aún más a proveedores y otros en el sector privado para cobrar los pagos atrasados y poder pagar los salarios de los funcionarios a tiempo.

Conforme a los mismos analistas, podría enviarse el mismo mensaje en las próximas semanas si la situación de ahogamiento político continúa. [3] Aunque Grecia tiene suficiente dinero para pagar los salarios y las pensiones a final de junio, un retraso en el pago podría hacerlo imposible en julio. Por supuesto, hay argumentos que indican que esto podría ser contraproducente, ya que podría causar pánico y conducir a una fuga de depósitos. Sin embargo, los retrasos en el pago de cientos de miles de empleados del sector privado no han tenido el mismo efecto en los depósitos bancarios hasta el momento. En términos generales esto podría resultar beneficioso si consigue que la gente se dé cuenta de lo grandes que son los riesgos de una salida del euro.

En términos globales estos analistas pueden llevar razón al señalar que puede ser necesario un shock temporal para conseguir que muchos griegos, especialmente en el sector público, se den cuenta de que la financiación de la UE/FMI no está garantizada. Sería mejor, por supuesto, si todo esto pudiese ser evitado, pero eso requeriría una desacostumbrada valentía política.

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* En la traducción del artículo se usa el «billón» anglosajón, equivalente a 1000 millones.

[1] El sistema “pay as you go” hace referencia aparentemente al sistema de hacer frente al gasto público a partir de los ingresos disponibles en el país y no a través de préstamos de terceros, con la finalidad de reducir la deuda pública.

[2] Grecia fue el primer país fuera de Canadá en modificar la legislación para permitir la instalación de terminales de juego de estas características, según puede leerse en esta noticia ( http://www.ns.dailybusinessbuzz.ca/Provincial-News/2011-08-18/article-2712105/NS%3A-Techlink-welcomes-new-VLT-legislation-in-Greece/1 ), en la que una empresa canadiense de este tipo de aparatos se congratula del cambio legislativo.

[3] El artículo usa el término ajedrecístico stalemate ( ahogamiento http://es.wikipedia.org/wiki/Ahogado_%28ajedrez%29 ), aunque la situación parece parecerse más a las tablas.